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¿Te estás quedando por fuera de la democracia? Exclusión política

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11.3.2022

Hasta hace unos 150 años, en Colombia, solo podían votar los hombres mayores de edad que estuvieran casados, que supieran leer y que tuvieran propiedades. Ya en 1936, dejaron que todos los hombres votaran. ¿Y cuándo votó por primera vez una mujer? En 1957, hace unos 70 años.

Y si acaso eso suena como que lo logramos hace mucho tiempo, pues piensen que la Coca Cola ronda los 130 años, que viajamos en avión desde 1910 y que la olla a presión está en nuestros hogares desde los años 20 del siglo pasado.

¿Qué tienen que ver unas cosas con las otras? Que es curioso (y hasta rompe el corazón) que la humanidad avance tan rápido en desarrollos tecnológicos materiales y tan lento en los sociales. 

Bueno, pero ahora estamos en el siglo XXI, seguro las cosas son distintas. Ya tenemos vuelos comerciales al espacio, hay carros que se manejan solos y tenemos leyes superincluyentes... que, sin embargo, les cuesta salir del papel. Hay millones de personas, en Colombia, legalmente habilitadas para votar que, cuando uno va a ver, realmente no pueden hacerlo; se les ponen muchas trabas.

¿Podrías anticipar cuáles son esas trabas? Pues si no lo logras, hay que sospechar que, aunque vivamos en el siglo XXI, todavía nos cuesta reconocer cuándo estamos dejando a algunas personas por fuera del juego. Así que conviene echarle un ojo a las formas en las que aún son excluidos ciertos grupos de personas.

Empecemos por las más visibles. 

Estás en silla de ruedas. No hay ni media rampa para entrar al puesto de votación. Con alguna maroma, llegas a un cubículo que es altísimo, estrecho como él solo y votas con dificultad. Otra escena: tienes problemas para escuchar. Es la primera vez que votas. Los jurados, no tienen ni idea de cómo ayudarte. Y pa’cabar de completar, a tu lado hay alguien que no ve y resulta que no hay suficientes tarjetones con sistema braille. ¿Se puede complicar más la cosa? Claro, piensa que tienes algún rasgo visible asociado con discapacidad intelectual y ni te entregan el tarjetón. «Es que no puede decidir por sí mismo», alega el muchacho al que le tocó ser jurado de votación. Y así, una tras otra, vamos dejando a un montón de personas excluidas de la democracia.

¿Y cómo de cuántos humanos estamos hablando? En Colombia, hay por lo menos un millón y medio de personas con alguna discapacidad, o sea que un millón y medio de votantes y potenciales votantes encuentran o van a encontrar barreras para ejercer su derecho. Y si con novecientos mil votos o se escogen alcaldes o se marca la diferencia para la elección presidencial (personas que suben al poder para representar los intereses de sus votantes), pues se nota que las barreras que mencionamos no son un tema menor. Esas personas excluidas podrían cambiar el rumbo de una ciudad o incluso del mismo país.

Recordemos, íbamos a empezar con los casos visibles. Ahora, sigamos revisando otros casos de exclusión. Eres una mujer trans y llegas al lugar de votación. La gente te mira raro. Hay cuchicheo y no falta el grupito que te señala, mirando con cara de desconcierto. Un policía, hombre, te mira con sospecha y decide requisarte y sin explicarte por qué. Te requisa solo a ti, te toca en lugares donde no debe y te hace preguntas invasivas. Estás totalmente incómoda, pero logras pasar a la mesa. El jurado de votación te pide la cédula. Otra cara de rechazo, una mirada grosera de arriba abajo. Conclusión: No puedes votar, dicen que estás suplantando a alguien. Supuestamente esa no eres tú, porque la cédula dice “hombre” y tú te identificas y te ves como una mujer.

Estos escenarios de exclusión dibujan una imagen clara: nuestra democracia se tambalea. Y podemos seguir hurgando el problema. Ya no hablemos solo de la posibilidad de elegir, sino de la de que nos elijan. Pensemos en una población, digamos, pequeña… el 51 % de los habitantes de este país.   

Ya vimos que a las mujeres “se nos hizo el favor” de dejarnos votar apenas hasta la década del 50. Pues bien, por lo menos se garantizó ese espacio de participación. Pero ¿cuántas mujeres son candidatas y cuántas han ganado una elección? ¿Se está incluyendo a las mujeres en la competencia política? Medidas como la obligación de incluir por lo menos un 30 % de mujeres en las listas para las corporaciones públicas (que pueden ser medidas acertadas o no, ese no es el punto de este video), dan cuenta de un problema que seguimos tratando de resolver: la exclusión política contra las mujeres. Y se enfatiza el problema con todo lo que ocurre en su implementación. Primero, las trabas que ponen algunos partidos políticos para darle aval a las candidatas. Segundo, que cuando sí las avalan, en muchas ocasiones no reciben el mismo dinero o visibilidad que los candidatos hombres. Tercero, dentro de sus mismos partidos son tratadas con menosprecio. Y cuarto, ¡la violencia! Ataques o agresiones a las candidatas por el hecho de ser mujeres participando en política.

¿Pudiste anticipar algunos de estos ejemplos de exclusión? Si sí, bien, vamos por buen camino. Pero, ahora, para que no queden dudas, pensemos en las consecuencias, ¿qué implica que haya ciertos grupos de personas que ven limitada su participación política, sea para elegir o para ser elegidas?

Recordemos que solo hemos dado algunos ejemplos. Hablamos de personas con discapacidad y personas trans que tienen dificultades para votar, pero ¿cuántas son candidatas? ¿Cuántas están en el Congreso, en asambleas o en algún concejo municipal?

Lo que esto implica, en términos de la democracia, es que el país está tomando decisiones para su futuro y el bienestar de sus habitantes sin tener suficientes personas que representen la diversidad de la población colombiana, tanto porque las personas que nutren esa diversidad no están en los cargos de representación como porque encuentran barreras para elegir a quiénes podrían representar sus intereses.

Claro, no es que no haya mecanismos de inclusión, como la tarjeta braille (que solo aplica para algunas personas con discapacidad visual), los programas de integración social o incluso el reforzamiento de leyes como las cuotas de género. ¿Son buenos mecanismos? ¿Podrían ser mejores? Pues ahí es cuando tú y yo y cualquier persona puede hacer su contribución.

Si ya eres una persona capaz de anticipar y reconocer cuáles son esas limitaciones que hacen tambalear a nuestra democracia, si tienes la sensibilidad para identificar exclusiones o si acaso has enfrentado este tipo de exclusión, es hora de participar activamente. ¿Cómo? Pues votando, sí, es lo obvio. Pero también puedes convertirte en los ojos de Colombia reportando cualquier discriminación, inconsistencia o irregularidad que identifiques en el proceso de las elecciones. De nuevo, ¿cómo? Fácil, entras a pilasconelvoto.com, asegúrate de haber recogido alguna evidencia, tómale foto y cuentas en la plataforma los detalles de esas cosas que pasan en la democracia colombiana y que definitivamente no tendrían por qué estar pasando.

Pilas con el voto es una herramienta de la Misión de Observación Electoral, mejor conocida como la MOE, que amablemente nos invitó, patrocinó y nos dio la información para hacer este video. Nosotros felizmente aceptamos la invitación para tratar de contribuir a una Colombia sin discriminación.

Ya conoces los escenarios de exclusión política contra personas con discapacidad, personas trans y mujeres, ahora ¡ ¡Pilas con el voto!

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